En el corazón de la isla, bajo el cielo azul de Camagüey, el 10 de julio de 1902, nació un alma destinada a convertirse en la voz de su gente: Nicolás Guillén.
La Habana, 11 jul.- Con motivo del aniversario 35 del fallecimiento del Poeta Nacional Nicolás Guillén, se celebra desde este miércoles y hasta el 16 de julio, la Jornada Guilleneana en Cuba.
Guillén, el negro Nicolás, el son entero
Hoy no es un día como cualquier otro. Los adoquines que aún duermen en estrechos callejones, resisten con estoico orgullo el peso de su estatura. El Camagüey de las mil historias se vuelve nido y alimento para abrazarlo como la madre que espera a su bienamado tesoro.La urbe de infinitas llanuras se fertiliza con la evocación y el homenaje a quien es y será lucero de brillo inextinguible
Nuestro amigo Guillén nace un día como hoy. Sus padres, Juan Nicolás Guillén Urra e Isabel Argelia Batista Arrieta casaron el 24 de agosto de 1901, a las 7:00 de la noche, ante el juez suplente Aurelio Izquierdo Castillo y el secretario Lucas Pichardo.
Aunque la figura de Nicolás Guillén está sujeta en el imaginario del cubano como el insigne Poeta Nacional de su tierra, pocos conocen que ese camagüeyano se sentía periodista en primer lugar, gracias a la fascinación ejercida sobre él por las circunstancias de su realidad
Para Nicolás Guillén la suave comarca de pastores y sombreros fue un sitio físico y tangible en su corazón; siempre –incluso con avanzada edad,- disfrutó sus calles enrevesadas y adoquinadas, las antiguas casonas de tejas rojas y el legendario tinajón
La ciudad de Camagüey constituye un motivo recurrente en la vida de Nicolás Guillén. Siempre sentía nostalgia cuando viajaba a su ciudad natal, cuenta Joaquín G. Santana, quien lo acompañaría desde principios del triunfo de la Revolución como asistente del elegido presidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba.
Nicolás Guillén pensó que nunca llegaría a ser profeta en una tierra líricamente madrastra antes que madre, y tuvo que abandonarla por impertinencias de la vida. Buscando nuevos horizontes se alejó de una provincia anárquica, prejuiciosa… Pero quedó Camagüey conservada en nítidos fotogramas de su recuerdo. Al sitio donde nació pertenecen la vivencia más sagrada: su padre, y sus amigos de niñez y juventud. Desde entonces se vio precisado a regresar por el amor a sus más cercanos seres carnales o por la inevitable nostalgia de un terruño mientras más añejo más propio.
Nada ata más al hombre que el sitio donde nace. En el caso de su natal Camagüey, Nicolás Guillén legó una ciudad trascendente, al dibujar la mística de la ciudad que trató como organismo vivo, con soles y sombras que no impidieron su reciente inclusión en la lista de Patrimonio Mundial.
La límpida mirada de Nicolás Guillén, que aunque apasionada, siempre fue justa, ponderada, caladora, jamás mezquina.