Una ciudad se anuncia desde una calle estrecha, una ciudad te lanza al laberinto y vas con placer de un lado a otro, apenas con unos pocos pasos, cambiando perspectivas, buscando enlaces, uniones, siempre en plazas e iglesias, siempre donde se junta la gente.
La noche remarca la presencia de las dos torres en su fachada. Es el único templo de Camagüey que las tiene y cuando se construyó, ente los años 1823 y 1825, solo otros tres en el país tenían estructura similar.
Por donde estuvo la antigua Estación de Ferrocarriles de Camagüey ahora usted puede y debe pasear, da igual si viene de muy cerca o de lejos; tiene la oportunidad de tomarse un descanso, una breve pausa del tiempo actual y mirar la historia.
En el céntrico Parque Ignacio Agramonte, de esta ciudad, se inauguró el 24 de febrero de 1912 la estatua ecuestre que representa al héroe epónimo de Camagüey.
Entre los frondosos árboles del Casino Campestre, céntrico pulmón verde de la ciudad de Camagüey, está enclavado el majestuoso monumento dedicado a Salvador Cisneros Betancourt, marqués de Santa Lucía, sentado en posición reflexiva, con los dedos de la mano izquierda sobre la sien, y en el mármol de su pedestal una elocuente inscripción sugerida por sus compañeros de armas: “Forjó con los pergaminos de su nobleza la antorcha que iluminó el sendero de la libertad de Cuba”.
En Camagüey las edificaciones más antiguas constan de cubiertas de tejas de barro, tienen una sola planta y un puntal moderado. Estas casas tenían el techo en una sola corriente, altísimo en la sala, bajando en declive hasta el puntal que daba al patio, que por lo general era muy bajo.
A través de los bicitaxis andariegos se puede descubrir la medio milenaria ciudad de Camagüey. Un recorrido en estos vehículos por las principales calles de la otrora Villa de Santa María del Puerto del Príncipe muestra a lugareños y visitantes los atractivos de la conocida como Ciudad de los Tinajones.
Nadie, salvo algún que otro minado por los virus de la envidia y la mediocridad, pone en duda la estatura poética ni el calado de la narrativa, ni la brillantez de los ensayos de Mario Benedetti.
Desde Pinar del Río hasta Guantánamo le han cantado a la Palma en los más diversos estilos y enfoques. Personalidades como José María Heredia, Plácido Milanés, Julia Pérez Montes de Oca, Mercedes Matamoros, José Martí, Regino Eladio Boti, Emilio Ballagas, Agustín Acosta, Nicolás Guillén, Virgilio Piñera, Cintio Vitier, Fina García, César López, y otros, pusieron su ingenio en función del árbol, de su belleza, bondades y significación.
En cualquier parte de la ciudad de Los Tinajones podemos encontrar disímiles variedades de faroles, luminarias que además de alumbrarnos en las noches, coronan con su inigualable belleza ornamental a cualquier hora del día la estirpe patrimonial nuestra.
Todo transeúnte queda deslumbrado ante la belleza inigualable de las construcciones arquitectónicas del legendario Camagüey, pues en perfecta armonía confluyen estilos, estructuras y detalles, que confirman el diálogo epocal entre la otrora Villa de Santa María del Puerto del Príncipe y la contemporánea Ciudad de Los Tinajones.
Los camagüeyanos entre tantas fortunas poseen un medio ambiente único, colmado de hermosas plantas, paisajes y una fauna sin igual.