Sin asomo de irreverencia cito con esa frase al Héroe Nacional Cubano José Martí (Educación Popular, Obras Completas, t 19), en cuya opinión la educación de los seres humanos constituía colofón necesario para generaciones integradas por hombres y mujeres constructores de su propio futuro.
Homenaje al Mayor General Ignacio Agramonte y Loynaz.
Una carga de la caballería camagüeyana, con Ignacio Agramonte al frente, liquida a inicios de mayo de 1873 a las fuerzas del Coronel Abril, quien murió junto a otros jefes españoles ante el embate del machete mambí.
El 30 de abril de 1873 Amalia Simoni le escribió desde el exilio a su esposo, el Mayor General del Ejército Libertador Ignacio Agramonte y Loynaz, quien se batía en los campos por la independencia de Cuba: Cuantos vienen de Cuba y cuantos de ella escriben aseguran que te expones demasiado y que tu arrojo es ya desmedido (.) ¡Por Cuba, Ignacio mío, por ella también te ruego que te cuides más!
Ignacio Agramonte y Loynaz, quien llegara a ser uno de los principales líderes de la guerra independentista iniciada en 1868, escribió en cierta ocasión a su esposa Amalia Simoni desde la manigua cubana:
A Jorge Enrique Mendoza Reboredo toda una generación de camagüeyanos lo recuerda por su estrecho vínculo con la provincia agramontina, antes y después del triunfo de la Revolución
La noche del 19 de febrero, la muerte que tanto invocó en sus cuadros, puso fin a su melancolía. Él la recibió con la paciencia y la resignación que la enfermedad le imprimió a sus últimos años, y murió tranquilo, en un viejo barrio habanero, Fidelio Ponce de León, el pintor de las miserias humanas
La estrella que lleva en su uniforme lo identifica como Héroe de la República de Cuba, un título que nunca imaginó merecer, ni siquiera cuando en su oscura y húmeda celda de Lanta Buur, Somalia, donde estuvo encerrado casi 11 años, soñaba despierto y dormido con el día en que regresaría a la Patria, a los suyos.
Se cumple un aniversario más del natalicio del historiador Gustavo Sed Nieves. Puede que en su caso, como en el de otras figuras memorables, se hable más del aniversario de su deceso, que de su cumpleaños. Tratándose de él, uno encuentra cierta lógica. Sucede que, de un modo que podría considerarse mítico, el genial intelectual camagüeyano falleció cuando la antigua Villa de Santa María del Puerto del Príncipe -hoy Camagüey- arribaba a un nuevo aniversario de fundada.
Camagüey es tierra hermosa y fértil, con una peculiaridad que la distingue en el entorno nacional: sus hijos prefieren siempre sus anchas planicies, sus sabanas azotadas por el viento, las tortuosas calles de la antigua Villa de Santa María del Puerto del Príncipe, y sus poblados y caseríos regados por la geografía local como semilleros de flores en la campiña, antes que cualquier otro lugar, aunque en él estén asentados.
La presencia de Cándido González Morales está viva en cada camagüeyano, en cada cubano, en cada lucha y en la primera línea de combate, como expresión consecuente de que Cuba nunca se doblegará; y es precisamente así como él quería que lo recordarán.
Ese pensamiento se materializa en los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), los cuales tienen en sus filas a la cederista Concepción Morell Álvarez, hermana del mártir camagüeyano Álvaro Morell, quien es fundadora de la también mayor organización de masas de Cuba, y nos acerca a su activo quehacer