Martí se encuentra en Santo Domingo, y recibe noticias concretas donde se da por seguro que ha estallado nuevamente la guerra en Cuba, y donde se dice, incluso, que él y Máximo Gómez han desembarcado en la amada patria. No hay que pensar ni esperar más, se impone prepararlo todo y partir. Escribe todas las cartas necesarias que aseguran la mejor dirección del Movimiento, y redacta como Manifiesto a Cuba del Partido Revolucionario Cubano, el histórico documento que firman él y Gómez conocido con el nombre de Manifiesto de Montecristi, donde se expone la gestación y el sentido de independencia de la guerra, la doctrina condensada de la revolución.